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Ejercicio Físico y Diabetes Mellitus – Parte 2

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Descubrir cómo la actividad física puede influir positivamente en el manejo de la diabetes (o diabetes mellitus) es fundamental para aquellos que buscan mejorar su salud, estilo de vida y bienestar general. 

El ejercicio no solo puede ser una parte integral de un estilo de vida activo y más saludable, sino que también desempeña un papel crucial en el control y la gestión de esta condición médica.

En la parte 1, ya hemos comenzado a interiorizarnos en el tema. En esta parte 2, continuaremos  profundizando sobre la conexión fundamental entre la diabetes y la actividad física, resaltando el papel esencial que puede desempeñar el ejercicio en el manejo de esta condición médica.

Veremos la influencia positiva en el tratamiento de la diabetes que un programa de ejercicio bien estructurado puede tener en la vida de quienes conviven con diabetes.

Tipos de Ejercicios para el Tratamiento de Diabetes 

En la diabetes se pueden producir complicaciones macro y microvasculares que, a su vez, pueden desencadenar condiciones de riesgo para la salud. Actualmente, se observa un alarmante aumento en las tasas de mortalidad y morbilidad asociadas a la diabetes. 

Los especialistas en medicina, ejercicio físico y nutrición coinciden en la urgencia de trabajar para aumentar la prevención y tratamiento efectivo de la patología, con menos efectos adversos. 

Un programa de ejercicio físico para pacientes diabéticos debe:

  • Tener en cuenta los riesgos y las posibles complicaciones
  • Tratar de lograr los objetivos relacionados con los efectos agudos y crónicos,
  • Asegurar que la selección de los ejercicios y los métodos de entrenamiento sean seguros y eficientes para los destinatarios.

La elección de los ejercicios implica habilidades motoras adquiridas a diferentes niveles por cada individuo, empleadas para estimular el desarrollo de las capacidades motoras esenciales en el tratamiento de la diabetes.

Así es que, en el ejercicio físico destinado a la mejora de la fuerza:

  • Seleccionar los ejercicios y medios de trabajo para estimular la fuerza: ejercicios con distinto tipo de cargas, por ejemplo, su propio peso corporal, pesos libres (barras, discos, mancuernas), máquinas que permitan la movilización de peso, bandas elásticas u otros, 
  • Movilizar esas cargas en términos de empujes, tracciones, saltos, lanzamientos u otro tipo de habilidades aplicadas al implemento u objeto usado, 
  • Elegir el método de entrenamiento de fuerza más favorable para los objetivos proyectados y para el nivel de adaptación de la persona. Estos métodos posibilitan la mejora de la fuerza en su expresión concéntrica, excéntrica o isométrica.

En el caso del ejercicio físico orientado a la mejora de la resistencia (ejercicio aeróbico):

  • La selección de los ejercicios estará relacionada con la destreza necesaria para mantener una secuencia de movimientos a lo largo de un tiempo prolongado.
  • Esas habilidades están relacionadas con: caminar, trotar, correr, pedalear, nadar, subir, bajar, remar, etc.
  • Los medios de trabajo son el propio peso corporal, o bien el uso de implementos como cinta, bicicleta (fija o móvil), pileta, banco/escalera, remoergómetro, remo/canoa, etc. 
  • Los métodos de entrenamiento de la resistencia (aeróbica) más adecuados se determinan según la condición actual del individuo con diabetes, así como sus intereses y preferencias personales.

En cuanto a los impactos relacionados con el tipo de habilidad desarrollada mediante la actividad física, se abordará de manera más específica la población con diabetes tipo 2 (DMT2), ya que constituye más del 95% de los casos diagnosticados.

Especialmente, el programa de tratamiento con ejercicio físico tiene una mayor influencia en los casos de DMT2. Esto es porque es una enfermedad que comienza en la edad adulta, y las investigaciones mostraron un efecto prometedor en la comunidad. 

Se ha determinado que, en los pacientes con DMT2, el aumento en el consumo de glucosa vía el transportador de glucosa 4 (GLUT4) al músculo esquelético durante el ejercicio es el responsable de reducir el nivel de azúcar de sangre. 

Los ejercicios, que abarcan actividades aeróbicas (de resistencia), de fuerza, así como una combinación de ambos, son las principales estrategias terapéuticas para enfrentar la diabetes tipo 2 (DMT2).

Efecto del Ejercicio Aeróbico (resistencia) en DMT2

Varios estudios han demostrado los efectos positivos del ejercicio aeróbico de diferentes intensidades en la mejora de DMT2: 

  • Mejora el consumo de oxígeno (VO2),
  • Aumenta el funcionamiento de los sistemas cardiovascular y respiratorio,
  • Ejerce efectos beneficiosos sobre los parámetros fisiológicos,
  • Reduce los factores de riesgo metabólico en la diabetes con resistencia a la insulina (DMT2),
  • Favorece el mantenimiento de la presión arterial en los pacientes con neuropatía diabética,
  • Produce pérdida de peso, 
  • Produce una mejora significativa en la sensibilidad a la insulina (alto volumen de tiempo de trabajo),
  • Mejora los parámetros fisiológicos, como el control glucémico, nivel de glucosa sanguínea en ayuno y perfil de lípidos,
  • Puede restaurar la función endotelial y reducir la rigidez arterial (pueden desarrollar complicaciones cardiovasculares en DMT2),
  • Aumentan la incorporación de la glucosa al músculo del esqueleto a través del transportador de glucosa (GLUT4) que migra desde el medio intracelular hacia la superficie celular.

El ejercicio aeróbico ha sido la forma de actividad física habitualmente recetada para tratar la DMT2.

Para mantener la insulina en niveles óptimos, se sugiere que las sesiones de ejercicio se realicen con una separación no mayor a 72 horas y al menos tres veces por semana (en días no consecutivos).

Estas sesiones deberían incluir actividad física de baja/moderada intensidad con una duración de 10 a 15 minutos por sesión (total de 30 minutos). 

Estos ejercicios pueden incluir: caminar en suelo o caminadora (cinta), trotar, correr, pedalear en bicicleta estática o móvil, subir en máquinas elípticas, subir y bajar escalones, remar, nadar, bailar, ciclismo, saltar a la soga, etc.

En DMT2, se presentan fallos en los receptores de la insulina, lo que impacta en la absorción de glucosa y la translocación de GLUT4. Sin embargo, la terapia con ejercicios aeróbicos puede contrarrestar estas deficiencias de la insulina al promover la translocación de GLTU4. 

Efecto de los Ejercicios de Fuerza en DMT2

Se recomienda el ejercicio de fuerza a todos los sujetos con diabetes por sus beneficios: 

  • Mejora la fuerza y la resistencia muscular, 
  • Aumenta la flexibilidad, 
  • Mejora la composición corporal, 
  • Disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular,
  • Permite el incremento de la masa muscular sensible a la insulina, 
  • Permite desarrollar un apropiado control de la glucosa y una menor resistencia a la insulina en los pacientes con DMT2,
  • Refuerza la sensibilidad a la insulina, el gasto de energía diario y la calidad de vida,
  • Aumenta la fuerza muscular, la masa muscular magra y la densidad mineral ósea, 
  • Mejora el estado funcional y el control glucémico 
  • Colabora en la prevención de sarcopenia y osteoporosis. 

Las intensidades altas y moderadas de los ejercicios de fuerza se sitúan entre el 50 y el  75% de una repetición máxima (1RM). 

Al igual que el ejercicio aeróbico, los ejercicios de fuerza son herramientas terapéuticas útiles para el manejo de DMT2. Además, también se ha demostrado que son seguros y eficaces para los sujetos con diabetes de edad avanzada que tienen resistencia a la insulina. 

De forma ideal, el ejercicio de fuerza debería realizarse un mínimo de 2 veces por semana dentro de un programa diseñado (incluyendo entrenamiento aeróbico y flexibilidad).

Además, es recomendable incorporar entre 8 y 10 ejercicios que trabajen la mayor parte de los grupos musculares, realizando al menos 10-15 repeticiones y avanzando gradualmente hasta alcanzar la fatiga muscular en cada grupo específico.

En el ejercicio de fuerza se recomienda dar prioridad a utilizar grupos musculares grandes. Estos ejercicios de fuerza pueden ser realizados con pesas, mancuernas, bandas elásticas o aparatos.

Entrenamiento concurrente de fuerza y aeróbico (resistencia) en DMT2

Un plan de entrenamiento que integre tanto ejercicios de fuerza como aeróbicos (resistencia) resulta altamente beneficioso en el tratamiento de individuos con diabetes mellitus debido a sus variados mecanismos de acción. 

Realizar ambos tipos de ejercicios durante 6 meses mejoran la captación muscular de glucosa:

  • Debido al ejercicio de fuerza, el aumento de la masa libre de grasa (masa magra) contribuye a la captación de glucosa. Esto es por un efecto de aumento de masa, sin cambio en la capacidad intrínseca del músculo para responder a la insulina. 
  • El entrenamiento aeróbico también incrementa la captación de glucosa, sin importar los cambios en la masa muscular o en la capacidad aeróbica máxima. Estos indicios sugieren que estos cambios se deben a un aumento en la sensibilidad a la insulina.

Al incorporar 4 semanas de entrenamiento de fuerza a hombres con sobrepeso que siguen un programa de ejercicio aeróbico, se observa una reducción del 25% en la respuesta de insulina ante una carga de glucosa oral, en comparación con aquellos que solo realizan ejercicio aeróbico.

En un estudio comparativo de los efectos del ejercicio aeróbico, de fuerza o una combinación de ambos en 251 adultos de entre 39 y 70 años con DMT2), se evidencia que el entrenamiento combinado conlleva a una mejora adicional en el control del azúcar en sangre.

Recomendaciones de Actividad Física en DM

La prescripción de ejercicio en personas con diabetes debe ser individualizada. El tipo de ejercicio realizado dependerá de la coexistencia de complicaciones agudas o crónicas. 

Importancia de la Glucemia Durante el Ejercicio

Las personas con diabetes deben evitar riesgos durante el ejercicio, y para lograrlo, es crucial conocer su control metabólico antes de comenzar la actividad física.

Si el ejercicio no se prescribe de manera apropiada en pacientes con hiperglucemia severa, puede provocar episodios de hipoglucemia o acidosis metabólica.

El tratamiento de la DM con ejercicio físico en pacientes que reciben insulina (DMT1) requiere especial atención. En estos casos, realizar actividad física justo antes de la dosis de insulina puede aumentar la probabilidad de experimentar episodios graves de hipoglucemia.

Los pacientes con DMT2 bajo tratamiento con dieta y ejercicio tienen un riesgo mínimo de sufrir hipoglucemia durante la actividad física, y no es necesario monitorear constantemente los niveles de azúcar en sangre durante este periodo. 

No obstante, es importante medir la glucosa en sangre antes y después de la actividad física. Esto es importante para evaluar cómo esta afecta al nivel de azúcar en ese individuo y determinar si es necesario complementar con carbohidratos.

Se sugiere consumir 15 gramos de carbohidratos por hora de ejercicio hasta determinar la cantidad óptima para esa persona.

En personas con DMT que reciben tratamiento con insulina exógena (externa), el ejercicio prolongado puede desencadenar hipoglucemia durante o después de la actividad física.

Para contrarrestar este efecto, los pacientes necesitan ingerir carbohidratos de absorción rápida y/o ajustar la dosis de medicamentos antes (y posiblemente después) del ejercicio.

Cuando las reservas de carbohidratos, como el glucógeno muscular y hepático, se agotan durante una sesión de ejercicio intensa, puede ocurrir una hipoglucemia tardía. Este escenario puede presentarse especialmente tras un ejercicio de alta intensidad, especialmente si se administra una dosis de insulina o se toma una sulfonilurea de acción prolongada.

Ingerir cantidades moderadas de carbohidratos (entre 5 y 30 gramos) durante y en los 30 minutos posteriores a un ejercicio intenso ayudará a reducir el riesgo de hipoglucemia y favorecerá una recuperación más efectiva del glucógeno muscular.

Los análogos sintéticos de insulina de acción rápida, como la insulina lispro, pueden provocar una reducción más rápida de la glucemia que la insulina humana regular.

En el caso de las personas con DMT1 que utilizan insulina, es importante monitorear los niveles de glucosa antes, durante y después del ejercicio, y realizar los ajustes pertinentes en la dieta o en la dosificación de los medicamentos.

Si el paciente sólo usa insulina de acción larga, es menos probable que experimente una disminución repentina de los niveles de glucosa, dado que esta insulina se absorbe de forma constante desde el tejido subcutáneo.

Recomendaciones Generales

Se recomienda que los pacientes con DM realicen 150 minutos por semana de actividad aeróbica de intensidad moderada (equivalente al 50-70% de su frecuencia cardíaca máxima).

Además, en caso de no existir contraindicaciones, se sugiere realizar entrenamiento de fuerza tres veces por semana.

Pacientes con Control Inadecuado de la Glucemia 

En pacientes con control inadecuado de la glucemia se presentan 2 situaciones diferentes:

a. Hiperglucemia: En pacientes insulino dependientes (DMT1) que no han recibido su dosis de insulina en las últimas 24 a 48 horas y están cetósicos, el ejercicio puede empeorar la hiperglucemia y la cetosis.

En estos casos, no se recomienda realizar ejercicios de alta intensidad. Sin embargo, no es necesario postergar la actividad física únicamente por la hiperglucemia. El paciente puede hacer ejercicio siempre y cuando se sienta bien y no presente cetosis.

b. Hipoglucemia: Los pacientes que reciben insulina o secretagogos (sulfonilureas) deben consumir una cantidad adicional de carbohidratos si la glucemia antes del ejercicio es menor a 100 mg/dL.

Aquellos que no están bajo estos tratamientos farmacológicos no necesitan prevenir  la hipoglucemia.

Ejercicio en Pacientes Diabéticos con Complicaciones Específicas 

La coexistencia de complicaciones específicas en pacientes con DM requiere precauciones adicionales:

a. Retinopatía. El ejercicio aeróbico de alta intensidad o de fuerza está contraindicado en pacientes diabéticos con retinopatía diabética proliferativa o retinopatía diabética no proliferativa severa.

Esto puede aumentar el riesgo de hemorragia vítreo y desprendimiento de retina.

b. Neuropatía periférica. La reducción de la sensibilidad al dolor en las extremidades incrementa el riesgo de lesiones en la piel, infecciones y el desarrollo de la artropatía de Charcot.

Por lo tanto, en pacientes diabéticos con neuropatía periférica severa, se desaconseja la práctica de ejercicios de fuerza. Se ha comprobado que caminar a intensidad moderada no aumenta el riesgo de úlceras en personas con neuropatía diabética, por lo que se considera una opción viable.

Es esencial que todos los pacientes con esta condición utilicen calzado adecuado y realicen revisiones diarias en sus pies para detectar lesiones a tiempo.

c. Neuropatía autonómica. La neuropatía autonómica puede aumentar el riesgo de experimentar eventos adversos o lesiones por ejercicio.

Esto se debe a varios factores como: respuesta cardíaca reducida durante el ejercicio, hipotensión postural, alteración de la termorregulación, disminución de la visión nocturna por respuesta pupilar deficiente y riesgo de hipoglucemia por gastroparesia.

Se recomienda realizar una evaluación cardiológica en estos individuos antes de iniciar un programa de ejercicio o antes de aumentar el nivel de actividad física por encima de lo habitual.

d. Albuminuria y nefropatía. Se ha observado que la actividad física intensa puede causar un aumento temporal en la cantidad de proteínas en la orina (proteinuria).

A pesar de ello, no hay evidencia que sugiera que el ejercicio vigoroso acelere la progresión de la enfermedad renal en personas con DM. Por lo tanto, no se requiere restringir la actividad física en estos pacientes.

Evaluación del Paciente Diabético Antes de Recomendar un Programa de Ejercicio

En el pasado, se sugería realizar evaluaciones antes de iniciar el ejercicio a pacientes asintomáticos con varios factores de riesgo para descartar enfermedad arterial coronaria.

Actualmente, se recomienda que cada médico determine, basándose en criterios clínicos, los exámenes a realizar antes de autorizar la actividad física, independientemente de su intensidad.

A los pacientes de alto riesgo se les aconseja iniciar con sesiones breves de ejercicio de baja intensidad. Luego, aumentar progresivamente tanto la intensidad como la duración.

También, es fundamental identificar condiciones que puedan contraindicar ciertos tipos de ejercicio o aumentar el riesgo de lesiones, como la hipertensión arterial no controlada, la neuropatía autonómica severa y la retinopatía proliferativa, ya mencionadas.

Además, se debe tener en cuenta la edad del paciente y su nivel de actividad física previo.

En Resumen…

El ejercicio físico se ha convertido en un componente crucial en el manejo de la diabetes mellitus tipo 2 (DMT2). Esto es por que ofrece innumerables beneficios en la mejora del control glucémico y la calidad de vida de quienes viven con esta condición. 

Las recomendaciones de ejercicio van desde el fortalecimiento muscular hasta la resistencia aeróbica, cada una adaptada a las necesidades y capacidades individuales de los pacientes. 

Además, se hace hincapié en la importancia de una evaluación médica previa antes de comenzar cualquier plan de entrenamiento para garantizar la seguridad y efectividad del programa de ejercicio. 

El monitoreo constante de las variables metabólicas y la adaptación progresiva del entrenamiento son fundamentales para lograr resultados positivos. 

A pesar de las precauciones necesarias en ciertos casos, el ejercicio continúa siendo una herramienta vital para mejorar la salud y el bienestar de las personas con DMT2.

MSc. Mauricio Moyano

Prof. Lic. Marcos Abrutsky


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